Referente a este cuadro, también sobre seda, quiero explicar, que yo pasaba una época de temor y preocupación, mientras lo pintaba.
Mi madre, a la que estaba muy unida toda la vida – aunque ella vivía en Alemania – llevaba varios años con la calidad de vida algo mermada después de un ataque de apoplejía, de la que se había recuperado bastante bien. Incluso podía seguir viajando para venir a vernos a mí y a mi familia en España. Pero en su penúltima visita – vivíamos entonces en Barcelona – se le notaba más débil, a veces confusa y apenada. Esto me afectaba mucho y me llenaba de una profunda tristeza.
La puerta tan grande abierta hacía la oscuridad salía en la obra sin pretenderlo, se puede decir por sí sola, inspirada, causada, por mis sentimientos en aquel tiempo. Y solo hay una silla…. Mi madre murió al año siguiente, ya no me sentaría con ella a tomar el té.